En este libro explicamos las técnicas de la cocina cannábica, todos sus aportes nutricionales, cómo elaborar las preparaciones básicas y 75 recetas psicoactivas y no psicoactivas para llevar el cannabis a los fogones. Para alimentar cuerpo y alma.
Este es un libro de recetas y de buenos consejos… Es también un libro escrito con simpatía, aliñado con un fino sentido del humor, y que se lee con agrado. Y para acabar de empezar, diremos también que este es un libro de recetas psicoactivas y de recetas nutritivas -pues no en vano las semillas de la planta son más muy ricas en
aminoácidos: las tienen todos, y además fácilmente asimilables por el organismo humano; y tienen también la mejor proporción de ácidos grasos omega-3 y omega-6, tan saludables y alabados en la actualidad.
aminoácidos: las tienen todos, y además fácilmente asimilables por el organismo humano; y tienen también la mejor proporción de ácidos grasos omega-3 y omega-6, tan saludables y alabados en la actualidad.
Bajo el epígrafe ‘es bueno saber de qué estamos hablando antes de comerlo’, la autora nos introduce a la planta del cannabis, tanto en su historia como en sus usos medicinales, industriales, psicoactivos y también alimentarios. La parte más extensa de esta sección es la que versa sobre las propiedades psicoactivas y nutricionales de la planta, que es el tema que nos ocupa.
La parte de las recetas es la más deliciosa; tal y como dice su autora ‘empieza por las que más te tienten, y sigue explorando hasta confeccionar las tuyas tus propias’. Al principio de cada postre, sorbete, salsa o infusión, el recetario nos indica si estamos abordando un manjar psicoactivo o uno que tenga virtudes nutricionales; los ingredientes suelen ser sencillos y asequibles para cualquiera, y algunos de los platos tienen comentarios o anécdotas que convierten la lectura en un divertimento por sí mismo.
Uno de los puntos en los que insiste la autora es en la prudencia a la hora de ingerir los postres a base de cannabis: al absorberse de una forma más lenta que si lo inhalamos, las recetas cannábicas son propensas a la sobredosificación, precisamente por buscar unos efectos que tardan en llegar. Esto puede ocasionar sentimientos de paranoia y convertir el deseado rato agradable o de autoexploración en un momento de angustia sin par. Además, recientemente se ha descubierto que el cannabis ingerido se metaboliza de forma diferente que inhalándolo, y si bien por un lado puede ofrecer un tipo de experiencia diferente a la habitual, esta también puede ser más inquietante si no tenemos buena medida en la dosis empleada. ¿Cueces o enriqueces?